El británico Andy Murray pagó caro el sobre esfuerzo realizado estos días en el Masters 1.000 de Miami para ganar dos partidos por primera vez en lo que va de temporada. En el tercero, que acabó el domingo con derrota para él ante Tomas Machac después de tres duros sets (5-7, 7-5, 7-6(5)) y tres horas con 28 minutos, Murray se lesionó en un apoyo cuando subía a la red en el décimo juego de la tercera manga, en plena remontada del 5-2 con el que se había adelantado el checo.
El ex número uno sintió un pinchazo y empezó a cojear con evidentes signos de dolor, aunque pudo continuar y acabó cayendo en un desempate que tenía dominado (5-3). Pero lo peor llegó este lunes, cuando las pruebas a las que sometió revelaron que tiene roto el ligamento calcaneofibular del tobillo izquierdo.
El periodo de baja para la recuperación de una dolencia de este tipo es de varias semanas e incluso meses, dependiendo del afectado. Esto trastoca de manera dramática los planes de Murray, que iba a participar en la campaña de tierra y echar el resto después en la de hierba, con Wimbledon como colofón, probablemente, de su carrera. Ahora tendrá que empezar de nuevo si quiere despedirse del tenis en la pista.
El ganador de 46 títulos, tres de ellos de Grand Slam, estaba jugando cada vez mejor y no continúo en liza en el Miami Open, entre otras cosas por detalles como ese contratiempo físico con el que, a pesar de todo, siguió compitiendo. Había recuperado el ánimo después de un inicio de curso complicado, con malos resultados y estaba dispuesto a dar guerra. Ahora, es una incógnita cuáles serán sus próximos pasos y no hay que descartar que no vuelva a coger una raqueta como profesional.
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