Jannik Sinner (3° ATP) jugará la final del Masters 1000 Miami Open by Itaú, tras arrasar a un desconocido Daniil Medvedev (4°) en dos sets (6-1 y 6-2) en poco más de una hora. El italiano acecha así el número 2 de Carlos Alcaraz, que al caer en cuartos -defendía semifinales del pasado año- ha perdido suculentos puntos. Si Sinner se lleva el título en Miami, escalará a la segunda plaza del ranking mundial por detrás de Djokovic.
Le tiene tomada la medida Sinner a Medvedev, que le vence por quinta vez consecutiva. En el palmarés sigue 6-5 arriba el ruso, porque ganó los seis primeros duelos de su serie, hasta que en octubre pasado tomó la rampa de lanzamiento Sinner.
Un muro el campeón del Open de Australia y Rotterdam, que ha ganado 21 de sus 22 partidos esta temporada. Se ha recompuesto enseguida de la derrota sufrida días atrás con el español Carlos Alcaraz en las ‘semis’ de Indian Wells.
Es ahora Sinner quien amenaza una de las conquistas de Alcaraz, a quien arrebatará el nº 2 del ranking mundial, que ha combinado con el nº 1 ininterrumpidamente desde el 12 de septiembre de 2022.
Si el transalpino si levanta su decimotercer trofeo ATP, batiendo al superviviente de la semifinal entre al alemán Alexander Zverev y el búlgaro Grigor Dimitrov, dejará atrás a Carlitos y se lanzará a por el ‘1’ de Novak Djokovic en la gira de tierra batida.
Continúa la especial maldición que acompaña a Daniil Medvedev, incapaz de revalidar corona en ninguno de los 20 lugares en los que fue campeón. No ha repetido gloria en ningún evento.
Cedió el trono de Miami muy pronto. Sinner apañó el encuentro salvando dos bolas de ‘break’ para ponerse arriba 3-0. Confirmaba su solidez. Apenas fallos contra un Medvedev agresivo, más metido en pista, pero errático.
Y la muralla italiana fue subiendo a ojos de Medvedev, que entregó el set y empezó por detrás en el segundo con sendos juegos en blanco para Sinner, que encadenó diez puntos consecutivos.
Medvedev no parecía Medvedev. Desfigurado. Quería desaparecer cuanto antes en los instantes finales. Era un castigo excesivo ante un Sinner muy reconocible. No concede nada, va de menos a más para llegar listo a las rondas de privilegio.
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