Una campaña publicitaria propició el reencuentro entre Rafael Nadal y Roger Federer, dos de los iconos del mundo del tenis, fuera de las canchas, mano a mano en el ascenso a la cima de la cordillera italiana de los Dolomitas.
Un recorrido inmortalizado por la célebre fotógrafa Annie Leibotvitz en un periplo a 3000 metros de altura, al margen de la tensión de la competición, en plena calma, reflejo de la sensación que transmite el paisaje visual de las montañas, de la naturaleza.
«Algunos viajes se convierten en leyendas», reza la campaña con ambos mitos del deportes a 3000 metros de altura. No como rivales, sino como compañeros de aventura, de trayecto.
«Sé cuantos iconos importantes han sido parte de esta campaña. Así que estoy personalmente muy orgulloso de ser parte de ella, especialmente de poder compartir la experiencia con Roger, una persona que ha pasado de ser mi mayor rival a un amigo cercano. A lo largo de mi carrera he logrado más de lo que jamás soñé. Al final del día me he dado cuenta de que el legado en términos humanos es el valor más importante», apunta Nadal.
«Es una oportunidad única trabajar en esta campaña con Rafa. Ha sido genial empezar siendo rivales y luego, al final de nuestras carreras, estar uno al lado del otro en esta campaña. Y donde estamos hoy, aquí, creo que también lo encarna todo. Estar en la cima de las montañas es algo significativo y especial para nosotros», añadió Federer.
La naturaleza, la montaña como escenario. Cada uno en su estilo, a su manera. Con su personalidad y los valores que transmiten.
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